—Eres el lobo de Zachary —Ella respondió.
Junté lentamente las manos en puños mientras mi respiración se aceleraba.
¡¡¡Ella pensó en mí como ese bastardo!!! ¡Peor! ¡Su maldito lobo! ¡Cómo no iba a distinguirnos!
—¿Te gustaría ver a Zachary? —le pregunté entre dientes.
—Por supuesto que te quiero tanto como a él. Y Brissa...