¿Y Ahora Qué?
—Al diablo contigo, Mateo. —Se lo grita, esa voz aguda y penetrante que me hace encogerme de dolor, llevándome las manos a los oídos para intentar bloquear el dolor. Literalmente sincronizo con el dolor de Mateo, desplomándome en el mismo tipo de agonía, y sé que su "don"...