—Gracias por traerme—digo, cuando estaciona frente a mí edifico.
—De nada—murmura— Te esperamos mañana. Digo, para trabajar.
—Agradezco que me des una nueva la oportunidad de trabajar.
—Sí. Susan me dijo que eres de los ángeles. Pero, es gracioso porque tu acento no suena nada americano.
—También le conté a Susan que, viví por...