—Buenos días, señor Wilson. ¿Cómo amaneciste hoy?
Tomás estaba feliz y eso de inmediato lo mostró con su excelente ánimo. En cambio, Gabriel, estaba preocupado.
—Buenos días, excelente estado de ánimo, espero que sea contagioso.
—¿Ha ocurrido algún problema? —se preocupó de inmediato. —¿Algo que tengas que decirme de los rusos?
—No, con referencia...