Al día siguiente, en la mañana, Gabriel se despertó y de inmediato marchó a su habitación donde tomó un baño y se fue a la empresa. Sentía vergüenza con Laura, pues, por un impulso, fue maleducado.
—¿Qué diablos hiciste, Gabriel? —se cuestionaba a sí mismo sin encontrar respuestas evidentes.
—Mi amigo ahora...