—Por fin he encontrado a la afortunada. —Lanzó la cartera y suspiró pesadamente.
—¿Has hablado con Laura?
—Así es y aunque su escolta guardaespaldas o como quiera que se llame, no apartaba su mirada de mí, hablamos un poco y tomamos un café.
—¿Por eso tu rostro inexpresivo y molesto?
—Es verdaderamente...