Todo estaba preparado para iniciar la lectura, pero las manos de la joven empezaron a temblar.
—¿No quieres hacerlo? —preguntó al notar su evidente inseguridad.
—Ya lo he aceptado, pero eso no evita mi ansiedad.
—Igual eso no te obliga a nada, pues somos dueños de lo que queremos callar.
—También somos esclavos de...