Pasaron los meses y no podían creer que era tiempo de disfrutar lo merecido de la paz absoluta sin miedos, tribulaciones, escasez y la falta de amor que antes habían atravesado… La vida le había sonreído y solo podían disfrutar de tan valioso tesoro.
—¿Seguirás comiendo? —Laura observó a Ángela llenar...