chapter 4

Kay.S.G 932 words

Estiré los brazos hacia el aire y palpé a mi alrededor, buscando mis cobijas de seda.

Espera, yo no tengo cobijas.

Abrí los ojos y me incorporé rápidamente en la cama. Miré hacia abajo para ver sobre qué estaba acostada. Era una cama grande con cobijas de satén rojo. Observé la habitación a mi alrededor para tratar de ubicarme.

Era un cuarto amplio, pero muy vacío. Al otro lado de la habitación parecía haber una cómoda grande con un espejo al frente.

Me miré en el reflejo. Mi cabello estaba enmarañado pegado a mi cabeza, mis ojos azules estaban inyectados en sangre, tenía moretones por todo los brazos y mi rostro estaba cubierto de lágrimas. Solo llevaba puesta una camisa que me llegaba hasta las rodillas.

¿De quién era esta camisa?

Mis ojos se abrieron con sorpresa y me acurruqué en una bola.

No llevaba ropa interior.

¿Qué había pasado?

Has cambiado de forma, pero sin nuestro compañero —dijo una voz en mi cabeza, sollozando.

—¿Quién eres? —pregunté.

Soy Raven, tu loba.

Escuché la puerta abrirse y la miré con los ojos bien abiertos mientras revelaba a un hombre de cabello rubio desvaído. Sus ojos marrón oscuro casi parecían negros y me observaban con una intención misteriosa. Tenía una herida en la mejilla derecha y su expresión facial parecía fría y dura.

—Bien, estás despierta —murmuró mientras caminaba hacia la cama.

Lo miré con miedo en los ojos. No sabía cuáles eran sus intenciones y no quería averiguarlo.

—¿Dónde estoy? —susurré, alejándome más de él.

—Estás en la manada Bloodshed. Yo soy el Alfa Gabriel —dijo.

No me gustaba el sonido de esta manada, y menos el aspecto del Alfa Gabriel. Quería irme de inmediato y no volver jamás.

—Señor Alfa, ¿cómo llegué aquí? —dije en voz baja.

—Estabas en el bosque, cambiando de forma dolorosamente y gritando tan fuerte que te escuché al otro lado de los llanos —dijo—. Tu compañero no estaba por ningún lado, así que te ayudé lo más que pude y te traje aquí.

Cuando hablaba, lo hacía sin emoción, casi como un mensaje automatizado.

—Gracias, fue muy amable de su parte —le sonreí.

Gruñó mientras avanzaba hacia mí. Me levantó y me estrelló contra la pared, sujetando mis manos por encima de mi cabeza.

—Me debes algo a cambio —gruñó en mi oído, oliendo mi cuello de arriba a abajo.

¿Esto realmente estaba sucediendo? ¿De verdad tenía que pagarle de alguna manera? Siempre había deseado guardarme para mi compañero, solo para él.

Sentí que mi corazón comenzaba a latir rápidamente, golpeando en mi pecho.

—Pero no todavía —el Alfa Gabriel se apartó de mí.

Solté un suspiro de alivio.

—Mandaré a alguien a traerte ropa —espetó mientras cerraba la puerta de un portazo.

Me quedé mirando la puerta, esperando que no regresara en mucho tiempo. Estaba en una manada desconocida con un Alfa que me era extraño y que me deseaba.

Me desplomé sobre la cama y suspiré con fuerza.

No, no me gustaba esta manada, pero tampoco quería volver a la anterior. No quería seguir siendo abusada por cada pequeña cosa que hacía, o peor aún, no quería ver a mi compañero con otra loba.

Mi pobre madre, la única persona que me creía y me cuidaba, debía de estar preocupada por mí. Ni siquiera le dejé una nota para que supiera dónde estaba.

Me levanté y avancé hacia la puerta.

Justo entonces, se abrió de golpe, revelando a una chica de cabello rubio que parecía tener mi edad.

—Nadie más quiso prestarte ropa, así que puedes usar la mía —dijo mientras me arrojaba la ropa.

La atrapé y le sonreí.

—Gracias, eso es muy amab...

—Sí, lo que sea, solo póntela.

Tenía ojos grises y un aspecto punk rock. Llevaba un labial rojo oscuro y una sombra de ojos negra ahumada. Su cabello era frizzado y natural. Unos jeans ajustados negros y una camiseta corta blanca completaban su apariencia despreocupada.

—¿Vas a seguir mirándome o te vas a cambiar ya? —me espetó.

Me sonrojé y me di la vuelta rápidamente.

Comencé a quitarme lentamente mis harapos y a vestirme con unos jeans ajustados azul oscuro, una camiseta sin mangas blanca y unas Vans negras.

Me di la vuelta y noté que ella me observaba con diversión.

—Sabes, tienes un gran cuerpo —sonrió con malicia.

Me sonrojé y miré hacia el suelo.

Me agarró y me llevó al baño, donde me sentó en el inodoro y comenzó a cepillarme el cabello.

Constantemente me quejaba y gemía mientras ella desenredaba los nudos y la suciedad en mi cabello.

—Cállate, tus quejidos me irritan —me ladró.

Cuando terminó, miré al espejo y casi volvía a parecerme a mi antigua yo. Excepto por el hecho de que aún podía ver a la chica con el corazón roto y rechazada dentro de mí.

—Vamos, tengo que darte un tour por la manada —dijo la chica mientras sacaba un cigarrillo de su bolsillo.

—¿Cuál es tu nombre? —finalmente reuní el valor para preguntar.

Sonrió con arrogancia.

—Mi nombre es Raven.

Sonreí.

Tenía el mismo nombre que mi loba.

—Soy Felicity, pero todos me llaman Anaïs.

Previous Next
You can use your left and right arrow keys to move to last or next episode.
  • Previous
  • Next
  • Table of contents