No, no podía confundirse, ese cabello castaño, esos ojos verdes brillantes y esa bonita sonrisa eran completamente inconfundibles.
Al menos para él
Blanca –dijo gratamente asombrado el pequeño pelirrojo Maxwell—
Hola –sonrió la pequeña quien con mucha confianza se sentó al lado de donde Armand estaba y se tomo de su brazo—
Suertudo, pensaron...