—Tu renunciaste —le recuerdo para arruinar su teatro— y no me bebí el té, así que no cuenta.
—Shhh —se ríe.
—¿Y para que querías unos colmillos que botan sangre falsa?
—Es algo que Damon y yo queremos usar y que tus inocentes no tan inocentes oídos no deberían escuchar.
Rodé mis ojos y...