—¿Quién dice que será como la otra vez? —Me planta un beso corto y se levanta.
Se dirige a la puerta meneando sus caderas sensualmente, hipnotizándome con su gran culote.
Cómo una mosca a una luz, la sigo, de repente deje de estar tan cansado.
Que peligrosa es su manera de caminar, santa...