—¿No?— La toma del rostro para que lo mire y así la tiene a escasos centímetros.
—¿Qué es lo que quieres de mí?— se atreve a preguntarle con enfado —¡Lo tienes todo! ¡La tienes a ella! ¡Ya déjame en paz!
—Simplemente no puedo…— Acerca más sus labios, tiene la tentación de besarla...