En un elegante restaurante, Héctor Gonzáles buscaba sus anteojos. Parecía haberlos perdido. Y en Afrodita, Elianna platicaba junto a sus curiosas compañeras.
— Pensamos que ya no volverías después de como te trato esa horrible mujer, ¡Que bueno que estás devuelta! —
Elianna sonreía a sus empleadas, o, mejor dicho, a sus...