Tres años después…
—¡Eliezer, Carlisle!, ¡Bajen a desayunar! —
Caleb dejaba un beso en los labios de su amada esposa que mostraba una hermosa pancita de embarazo.
—Vaya, hoy superaste el récord anterior, es la quinta vez que los llamas para que bajen por su desayuno, me pregunto si mañana superaras el récord...