En la mansión de Brad:
—¡Qué lástima! —Se lamentó Rodrigo— Estoy seguro, haríamos un extraordinario equipo, tú participando con el transporte y yo con la mercancía —me insistió nuevamente, antes de partir.
—¡Tranquilo! —Animé, para desviar el tema— Di, a tu padre, que pronto le haré llegar lo que a él...