Semanas después.
Davies miró a Maximiliano con frialdad. Se burló y dijo:
—Entonces, ¿tú eres el que desvirgó a mi hija?
—¡Papá! —Amelia protestó. De todas las cosas que su padre podía decir, solo tenía que mencionar esa cosa vergonzosa.
—¿Qué? Solo lo estoy llamando como es, él te desfloró, ¿no?
—La evidencia está...