—Señorita, por favor, debe tranquilizarse —Petrona dice intentando hacer entrar en razón a Petra—. No es bueno que la vean perdiendo los estribos.
Petra se echa a la cama y se queda pensando en lo que sucedió con nudo en la garganta.
—Por favor, señorita. Debe tranquilizarse —repite de nuevo su sirvienta.
—¡¿Cómo?!...