Chapter 4 Interesante día

PR 957 words

Sara

Mi loba comenzó a moverse inquieta en mi mente cuando sintió la mirada fija del Gamma sobre nuestro cuerpo como si estuviera desnudándonos silenciosamente. Me moví, incómoda, deseando que esto acabara pronto.

El hombre no dejó de sonreír de lado al ver mi estado, se acercó para hacer el pedido por los tres y le sonreí con cortesía sin realmente mirarle a los ojos.

—Quiero tres emparedados de desayuno con un expreso y dos cafés. Uno de los cafés que sea con crema y el otro solo.

—¿El pedido es para llevar? —le pregunté mientras ingresaba su orden, todavía sin mirarlo a los ojos, no me apetecía ver su sonrisa coqueta. Sin embargo, no me respondió, así que me vi obligada a levantar la vista—. ¿Lo quiere para llevar, Gamma Raúl?

Los otros dos nos veían con diversión y apreté los dientes. ¿Por qué estaban aquí en vez de estar en la mansión de la manada trabajando?

—No, comeremos aquí —respondió con una sonrisa que me arruinó el día—. Te esperamos en la mesa.

Ni bien se sentaron, me fui a traer a Teresa para que me ayudara con la orden. Estaba tan nerviosa que estaba segura cometería un error y eso nos podría costar caro.

—Jefa, el Alfa está aquí con el Beta y Gamma. Necesito tu ayuda.

Teresa se levantó corriendo y se les acercó para saludarles antes de volver a ayudarme con la orden. Estos hombres eran los más poderosos de la manada y ofenderlos era un gran crimen. Podrían castigarnos con la muerte o peor. Mi jefa se encargó de llevarles la comida y se quedó conversando con ellos por unos minutos antes de volver al mostrador. Sentía la mirada de Raúl pero me hice la tonta y continué con la limpieza de las mesas.

No estaban hablando muy bajo así que pude escuchar un poco de su conversación. Estaban considerando a quiénes agregarían al grupo de guerreros élite y escuché que mencionaban a Izan muchas veces lo que me puso muy contenta. Contra mi buen juicio, levanté la mirada encontrándome con que los tres me estaban observando con detenimiento. Me extrañó su curiosidad.

Me volteé y le dije a Teresa que me iba al baño. Me quedé unos diez minutos y cuando regresé, afortunadamente, ya se habían ido.

—Se vislumbraron algunos lobos en la frontera pidiendo refugio, así que se fueron a investigar —me comunicó mi jefa cuando volví—. Le harán saber a la manda si son una amenaza o no, así que mantente alerta. El Gamma espera que te hayan gustado las flores que te mandó.

Teresa se me quedó mirando fijamente y me quedé paralizada.

—Pensé que las flores habían sido de Izan —dijo —¿Quizás Izan le pidió que las mandara? Aunque se me hace raro, ¿y si esto significa que entró al grupo de guerreros élite?

Me alegré de que no sospechara nada más sobre las flores y luego no tuve tiempo de descansar hasta la tarde porque no pararon de entrar los clientes. Revisando mi celular me di con la sorpresa de que había recibido un mensaje de un número desconocido.

«Te veías hermosa, me gusta cuando te haces ondas, te hacen ver más tierna. Quisiera que tuviéramos una cita, respóndeme a cualquiera de los números con los que te he hablado. Si intentas bloquearme de nuevo, haré que entren a tu celular y me desbloqueen».

«¿Puedes parar? No quiero salir contigo, todavía sigo firme en mi rechazo».

«Coopera o anuncio a la manada que eres mi compañera. ¿Crees que le gustaría a tu novio enterarse de esto? ¿Y si quiere pelearme por tu mano?».

Me dieron ganas aplastar el celular con mi fuerza sobrehumana de la frustración, pero me calmé mientras me pasaba las manos por el cabello.

«¿Crees que amenazándome lograrás que te quiera?».

«Estoy haciendo lo necesario para interactuar contigo, eres muy importante y no dejaré que te me escapes. Las flores solo fueron el comienzo, eres mía, Sara, no me importa que trates de mantenerme un secreto, no funcionará».

«Ya deja de hablarme, te haré saber cuando tenga tiempo. Tengo exámenes pronto y necesito estudiar. Concéntrate en tus asuntos con los lobos de la frontera».

«Tienes tres días para darme una fecha».

«No me molestes, no funcionará conmigo si me presionas».

«Tienes tres días», fue lo último que mandó y dejé de responderle también. Me había arruinado el día y me preocupaba saber si podría mantener nuestro vínculo en secreto. Él quería que todos lo supieran y eso me aterraba.

Llegando a casa, le envié un mensaje a Izan diciéndole que lo extrañaba mucho y él respondió que también me extrañaba. Luego les envié un mensaje a mis padres diciéndoles que haría la cena de hoy y en eso recibí un mensaje de Raúl.

«Por cierto, en caso te hayas olvidado cómo funciona nuestro vínculo, sabré en el preciso momento en el que tengas intimidad con alguien más. Así que estás advertida, si duermes con tu novio, me aseguraré de que muera. Cuídate mucho, mi bella leona».

Me jalé de los cabellos sin poder creer lo mezquino que estaba siendo, ¿quién se creía que era? Mi loba estaba feliz por la atención, pero yo la aborrecía. No podría tener intimidad con mi novio por tres meses. ¿Cómo iba a explicárselo ahora?

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