Sara
—No le hagas caso, te extrañé un montón —murmuré esperando que lo ignorara, pero ese molestoso sonido no se fue. Izan se alejó de mí para tomar la llamada y su rostro perdió todo el color. Lo miré con el ceño fruncido porque no podía escuchar nada más que sus respuestas.
—No me digas que te tienes que ir de nuevo —me quejé cuando lo vi terminar la llamada. No podía creer que de nuevo tenía que estar lejos de él, no habíamos tenido una cita decente en semanas.
—Lo siento mucho, bebé, pero mi papá me ha dicho que necesita que lo ayude con un asunto importante de la manada —me dijo con preocupación besándome en los labios antes de levantarse y bajar las escaleras. Lo seguí de cerca haciendo un puchero.
—¿Te vas a ir de nuevo? ¿Por cuánto tiempo ahora?
—Son solamente dos días y te prometo que te lo recompensaré —me dijo dándose la vuelta para mirarme con cariño. Me abrazó con fuerza antes de apretarme el trasero y meter su mano debajo de mi falda plisada. Sus dedos rozaron mi centro haciendo que suspirara y me sostuviera de sus brazos para no caerme. Realmente me hubiera gustado que se quedara a terminar lo que habíamos comenzado.
—Sé que me necesitas y te prometo que te daré una buena noche cuando regrese —me susurró al oído haciéndome sonrojar. Lo solté y se marchó de la casa.
Nuestra relación sufría cada vez que tenía que irse por su entrenamiento. Había decidido mudarme de vuelta al territorio de la manada porque odiaba que estuviéramos separados. Habíamos intentado visitarnos en las festividades y algunos fines de semana, pero había decidido que regresar era la mejor opción al final. Los dos tratábamos de mantener la relación a flote porque sabíamos que este era una etapa que teníamos que superar.
Sabía que no me estaba engañando porque su entrenamiento consumía todo su tiempo libre, especialmente con las múltiples amenazas que teníamos. Nuestro Alfa era feroz y despiadado, así que esperaba lo mismo de todos sus guerreros.
Cuando llegué a la cafetería al siguiente día, mi jefa, Teresa Domínguez, me saludó con una gran sonrisa. Le devolví la sonrisa pensando que quizás algo bueno había pasado.
—Ven, Sara —me agarró de la mano y me jaló hasta su oficina.
—Un momento —le pedí deteniéndola para dejar mi cartera y revisar mi apariencia en el espejo, luego dejé que me llevara a donde quisiera. Cuando entramos a su oficina me quedé con la boca abierta al ver que habían cinco ramos de flores en su escritorio.
—Teresa, no sabía que Bento era tan romántico —exclamé con emoción y sana envidia al ver el lindo gesto que había tenido el hombre con mi jefa.
—No son para mí —dijo entre risas y confundiéndome en el proceso—, son para ti.
—¿Qué? —le pregunté con sorpresa porque Izan nunca antes me había mandado tantas flores. ¿Se estaba disculpando por lo de anoche? Leí cada una de las tarjetas con cuidado.
Nota 1: Cuando dos almas se encuentran solo pueden convertirse en una, así que tú eres mía y yo soy tuyo.
Nota 2: Solo tengo ojos para ti pues eres el regalo más precioso en este mundo.
Nota 3: Tus ojos capturaron mi alma y tu belleza, mi corazón.
Nota 4: Eres mi mundo, mi aire y mi todo.
Nota 5: El tiempo es todo lo que se necesita para que un vínculo se fortalezca, así que, lucharé por ti.
Todos tenían la firma VW al final y supe de quién eran. Levanté la mirada y le sonreí nerviosamente a Teresa.
—Son de Izan —le mentí porque eran de mi ex compañero, del quien nadie sabía con la excepción de Hanna. No podía creer que estuviera tratando de conquistarme con estos mensajes tan tontos. Admitía que era muy guapo con su cabello negro azabache y sus ojos verdes, pero no tenían ningún efecto en mí.
—Necesitaré pedir un taxi para llevar todo esto a mi casa.
No podía creer que fuera tan egocéntrico tratando de llamar la atención de las personas al mandarme tantas flores. Si hacía que nuestra conexión se volviera pública, no tendría ningún problema en avergonzarlo frente a los demás.
—Qué bueno es ser joven —suspiró con admiración Teresa como si estuviera recordando sus días de juventud.
—Tú todavía eres bastante joven —le recordé mirándola de reojo—, ¿por qué actúas como si tuvieras la edad de mi mamá?
—Tu mamá es una obra de arte, honestamente.
—¿No sabía que también te gustaban las mujeres? —le pregunté con una ceja enarcada.
—Sí, bueno, antes de conocer a Bento, se podría decir que me gustaba explorar mis opciones. Sin embargo, tengo que admitir que el vínculo de compañeros es la mejor experiencia que los lobos podemos tener en nuestras vidas.
—Supongo que eres un buen ejemplo a seguir —me burlé con sarcasmo.
—No hay nada de malo con experimentar antes de encontrar a tu compañero —le dijo—, ¿lo hiciste antes de conocer a Izan?
—Me gusta las cosas como están ahora —me defendí con orgullo.
—¿Algunas vez has tenido un trío o te has acostado con alguien solo por una noche? —me preguntó juzgándome con la mirada.
—¿Por qué haría eso? No quiero compartir a mi novio con nadie.
—Podrían ser dos chicos en vez de dos chicas.
—¡Teresa! —exclamé fulminándola con la mirada, solamente era tres años mayor que yo, pero no podía creer que tuviera un lado tan salvaje escondido detrás de una carita tan dulce—. ¿Cómo hace Bento para controlarte?
—Él sabe sobre mis gustos y por eso es mi dominante —alardeó.
—¿Qué es un dominante?
—Un dominante es alguien que se encarga de llevar las riendas durante un escenario sadomasoquista con autorización del sumiso —aclaró cuando se dio cuenta de que estaba horrorizada—. Ya sabes, s*xo bondage.
—De nuevo, eres una mala influencia para mí —le replicó negando con la cabeza antes de irme. La escuché reírse a lo mejor.
Izan nunca me había comentado sobre el tema, me preguntaba si era algo que le interesara. Regresé a la entrada de la cafetería para abrir porque no quería seguir pensando en mi compañero. Volteé el letrero para que los clientes supieran que estábamos atendiendo y me prometí que me concentraría solamente en mi novio, mis estudios y mi entrenamiento.
Había comenzado a limpiar las mesas cuando la puerta se abrió con nuestros primeros clientes. Me erguí para saludarlos con una sonrisa que se me congeló en la cara cuando me di cuenta de que eran el Alfa, Beta y Gamma. ¿Qué d*monios?