Santiago la tomó de las manos inclinó su rostro para quedar muy cerca del de ella, entonces Alba, sintió un temblor recorrerle la piel.
-Tú me ocultaste que estabas embarazada. Yo no soy un brujo para haber adivinado. No me puedes juzgar por eso. No es justo -reclamó Santiago, mirándola directo...