El pequeño Alex ignorante de todo lo que sucedía a su alrededor descansaba en brazos de su abuela, mientras Rodrigo conducía a casa.
-Esto es increíble, tenemos otro nieto -comentó Diana, con algo de melancolía, acariciando con su mano el rubio cabello del pequeño. -¡Qué hermoso es! -Suspiró-. Se parece tanto...