Perseo caminó hacia la entrada de la majestuosa mansión, sus pasos decididos resonaban en el mármol del piso. Con agilidad, subió las escaleras.
Eos, enojada no quería pasar la noche con él. En un susurro lleno de frustración, exigió.
—Perseo, bájame. Estoy furiosa y no quiero dormir contigo.
—Es nuestra noche de bodas,...