POV de Amelia
Nathan y Angela se han ido temprano esta mañana para preparar el Baile de mañana por la noche. Al parecer, como no hay una Luna, la hembra Beta tiene que encargarse de todo.
Pero Angela me pidió ir de compras porque necesitaba conseguir un vestido, al igual que yo. No quería asistir al baile, pero todos me obligaron a ir ya que es una regla y, si no lo hago, podría ser castigada.
Así que, sin otra opción, acepté. Aquí estoy, esperando a que Angela venga a recogerme.
"Hola, cariño. ¿A quién esperas?" me preguntó mi madre desde la cocina.
"A Angela. Dijo que quería ir de compras", respondí mientras cambiaba de canal en la televisión.
"Está bien. Quería preguntarte algo".
"¿Qué pasa, mamá?" pregunté, apagando la televisión porque no había nada interesante.
"¿Ya lograste encontrar a tu compañero?" me preguntó.
Suspiré. "Todavía no, mamá. ¿Por qué lo preguntas?" pregunté con curiosidad.
"Por nada. De todos modos, ¿qué planeas hacer después de esto?"
"Bueno, me gustaría estudiar psicología. En realidad, estaba a punto de hablar con papá al respecto. Podría ser la psicóloga de la manada si el Rey Alfa lo permite", dije pensativa.
"Eso es encantador, querida. ¿Por qué no hablas de eso con tu papá cuando regrese?" me sugirió mi mamá. Asentí con la cabeza.
Escuché el sonido de un motor y supe que era Angela. "Angela está aquí, mamá. Adiós", dije mientras le hacía una señal con la mano. Salí y vi a Angela en un coche negro. Fui a saludarla.
"Hola".
"Hola".
Nos saludamos antes de subir al coche.
"Entonces, ¿a dónde vamos?" le pregunté mientras miraba por la ventana.
"Vamos al centro comercial de la manada. Tiene de todo. Literalmente puedes conseguir cualquier cosa allí", dijo emocionada. Me reí entre dientes.
"Escuché que tienen mucho trabajo. ¿Cómo lo están manejando?"
"Bueno, no es fácil. Pero ya estoy acostumbrada. Ojalá encontremos a la Reina Luna pronto", dijo esperanzada.
"Estoy de acuerdo. Por lo que he oído, el problema con las brujas se está saliendo de control. Y si llega a haber una guerra, va a ser difícil sin una Luna. La manada será débil", suspiré.
"Sí. Por eso el Rey necesita encontrar a su compañera, su Luna, pronto", después de eso cambiamos de tema. Hablamos de cosas al azar.
Cuando llegamos al centro comercial, fuimos directamente a las tiendas de vestidos. No sabía que comprar ropa podía ser tan difícil en mi vida.
Literalmente hemos ido a la mayoría de las tiendas y nada parece gustarle. Mis pies empezaban a dolerme. Realmente espero que esta sea la última tienda.
"Me duelen los pies, Angela", dije mientras me sentaba. "Vamos, este es el último, lo prometo", dijo por enésima vez.
De repente, la escuché chillar. "¡Este es perfecto!" dijo, mostrándome un vestido color burdeos. Le quedaba perfecto. "Te ves increíble con él", dije sonriendo.
Fue a cambiarse mientras yo la esperaba. Mientras miraba alrededor, un vestido blanco llamó mi atención. Se veía precioso. Era un vestido de dos piezas: el top rodeaba el cuello y la falda caía en capas.
"Deberías comprarlo", dijo Angela desde atrás, asustándome. "No", intenté alejarme, pero ella me sujetó.
"¿Por qué no? Necesitas un vestido para mañana".
"Estaba planeando usar un vestido que ya tengo", dije intentando liberarme, pero obviamente ella era más fuerte.
"¿Qué? No. Vas a comprar ese vestido. No más discusiones", dijo con una mirada seria. Con la boca cerrada, compré el vestido. Hicimos algunas compras más y finalmente regresé a casa.
Cuando llegamos a casa, ya era de tarde y Nathan estaba allí. "Hola, hermanita", me saludó dándome un abrazo.
"Uff, ir de compras con Angela... Debió ser aterrador", dijo con una expresión de miedo.
Cuando Angela escuchó eso, le dio un golpe en la cabeza. Él soltó un "ay" y puso cara de puchero. Yo simplemente me reí de ellos.
Empezaron a discutir, lo que consistió en Nathan pidiendo disculpas y ella ignorándolo.
Deseaba que algún día yo pudiera tener lo que ellos tienen. Suspiré mientras se despedían y se iban. Subí a mi habitación y rápidamente me di una ducha.
Cuando bajé, mamá y papá ya estaban sentados para la cena.
"Hola, papá", lo saludé mientras me sentaba.
"Hola, princesa. ¿Cómo estuvo tu día?"
"Doloroso, fui de compras con Angela". Cuando dije esto, él se rió entre dientes.
"Eres la única mujer en nuestra familia a la que no le gusta ir de compras. Deberías haber visto a tu abuela y a tu madre". Hizo una mueca como si recordara una experiencia dolorosa.
Me reí de él.
"No le digas a tu mamá que dije esto", susurró.
"¿Que no le digas qué?" preguntó mi mamá de repente.
"Nada", dijimos mi papá y yo al mismo tiempo. Ella nos miró con sospecha antes de servirnos. Comenzamos a comer. Era extraño sin Nathan. Lo extrañaba. Tal vez debería ir a verlo mañana.
"Entonces, princesa, tu mamá dijo que querías preguntarme algo", me dijo mientras comía.
"Hablamos cuando terminemos de comer. ¿Puede ser, papá?"
"Claro. Hablaremos en mi oficina". Asentí con la cabeza y continué comiendo. Cuando terminamos, ayudé a mi mamá con los platos y luego fui a la oficina de mi papá.
"Adelante, princesa", dijo mi papá cuando entré. Me senté frente a su escritorio.
"¿Entonces qué es?"
"Quiero estudiar psicología y tal vez convertirme en la psicóloga de la manada. Si está bien contigo y con el Rey Alfa", le dije con esperanza.
"¿Eso significa que te vas a ir de nuevo?" preguntó frunciendo el ceño. Me reí entre dientes.
"No, papá. Iré a la universidad local. Ellos ofrecen la carrera."
"Bueno, si es así, estoy de acuerdo. Una vez que termines tu carrera, hablaremos con el Rey Alfa sobre ello. ¿Qué te parece?"
Asentí emocionada y fui a abrazarlo.
"Muchas gracias, papá", sonreí.
"Todo por ti, princesa", dijo abrazándome de vuelta.
Después de eso, fui a mi habitación y me preparé para dormir. No puedo esperar para ir a la universidad. Con este pensamiento me quedé dormida.