Maskyn sonríe.
— Fabricio, dejemos a Dakota en su casa —ordena él.
Ella voltea a mirar a Maskyn.
— Me quiero asegurar de que llegues bien a casa —dijo ella.
— Nena, yo ya estoy grandecito. Además, no llevo a ninguna mujer a mi casa. Dime, ¿a dónde te dejamos? —pregunta él.
— Déjame por...