Sin embargo, siguió de largo. Ella baja las escaleras mientras tiene cargada a Dulce María. La lleva a la cocina para darle de comer. Horas después, Maskyn despierta por el sonido del teléfono. Él, con los ojos achinados, mira la pantalla de su teléfono y es Fabricio.
—Háblame...
—¿Amigo, dónde estás?
—¿Qué pasa,...