El punto de vista de Ernesto.
Cuando entré al Club Umbra, de inmediato me sentí incómodo. Nunca me ha gustado ir a discotecas porque son ruidosas y agobiantes, con mucha gente apretujada.
Me preguntaba por qué tanta gente estaba dispuesta a pagar los elevados precios de la afiliación. Pero eso no tenía...