••• Punto de vista de Ernesto •••
Sus suaves labios aterrizaron en los míos, y no pude evitar gemir su nombre mientras Roberto jadeaba con lujuria en mi cabeza.
Mierda, no podía sacarla ahora. No podía conducir con ella tocándome. Sería una distracción.
Mirando a mi alrededor, vi una puerta cerrada no muy...