Bernardo me llevó de vuelta a la casa de Ovidio.
Como mi implante coclear necesitaba cargarse y requería un conector especial, al abrir la puerta, vi a Ovidio desplomado en el sofá, con una expresión vacía. Al verme, sus ojos parpadearon levemente.
—Loli, ¿dónde estuviste anoche? ¿Bernardo no te hizo nada malo?
Su...