En cuanto puse un pie en la comodidad de mi habitación, una fuerte exhalación salió de mi garganta y mis piernas se aflojaron. ¿Qué había pasado? Mi rostro estaba enrojecido, mis mejillas ardientes al tacto y mis dedos temblaban. Intenté pensar en otra cosa, pero ¿qué iba a hacer? Considerando...