"Disfrútalo, Rose", murmuró una voz grave en mi oreja, provocándome escalofríos. A continuación, unos dedos muy largos me acomodaron un mechón de cabello detrás de la oreja. Eso fue como una caricia, una sensación increíble que nunca había experimentado.
Eran los dedos del Alfa, que después se deslizaron por mi cabello...