María escuchó la voz histérica de Rebeca Genoveva, y sabía que había logrado su objetivo. Susurró:
—Señorita Genoveva, no me caes muy bien, pero sé que eres realmente buena para nuestra familia y para Seve. De todos modos, ya te he contado la situación. Si quieres hacer que el señor Gonzalo...