El timbre siguió sonando, pero Nohemi parecía no escuchar. Continuó acostada en su cama, pensando en cómo Rebeca se veía en ese momento. Debía estar renuente, pero tendría que venir a rogarle.
Cuando apenas había logrado escapar con vida, el primer golpe de realidad cuando despertó fue el aluvión de insultos...