Olalla observó cómo Lionel entrecerraba los ojos, de una forma que le recordaba completamente a Seve. No pudo evitar suspirar, pero eso también interrumpió los pensamientos de Lionel.
—¿Señora Sepeda?
—Tu mamá ya está bien. No te preocupes. Voy a ir a comer algo. No salgas corriendo por ahí. Me quedaré aquí...