-No me gusta el jengibre. No te molestes, Sr. Gonzalo. Además, eres tan noble. ¿Cómo podría tener el valor de pedirte que me cocines una sopa de jengibre? -dijo Nohemi indiferente, mostrando desinterés.
Seve se puso un poco serio.
¿No le gustaba el jengibre? ¡A su esposa tampoco le gustaba el jengibre!...