Pensó que Seve aceptaría.
Sin embargo, Seve simplemente se dio una palmada en la chaqueta y respondió indiferente:
—No hace falta. Yo puedo cuidar de José. Además, tú no eres empleada. No es apropiado que vayas.—
—Hoy es fin de semana. No hay nadie en la empresa.—
Rebeca se sintió un poco renuente. También...