El pánico se apoderó de mí. ¿Qué diablos se suponía que iba a decirle? ¿Qué está pasando? ¡Wow! Buena pregunta.
No podía decirle que lo que me tenía distraído era otra mujer y que Shirley era la mujer que me tenía así, sintiéndome como un idiota, así que opté por fingir...