Tres años después, desde el punto de vista de Emma
"¡Tía!", gritó Mason, corriendo directamente hacia mis brazos.
Yo sonreí y lo cargué. Acto seguido, lo senté en mi regazo y lo besé en la frente.
"Hola, amiguito", lo saludé con mi mejor sonrisa.
No podía creer que mi sobrino hubiera crecido tan rápido....