Desde el punto de vista de Emma.
'Inclínate sobre el escritorio y espera por mí', me dijo mi esposo por el enlace mental. 'Enseguida voy'.
Sentí un cosquilleo en el estómago y esbocé una pequeña sonrisa.
'No te saques la ropa', gruñó. 'Yo quiero hacerlo'.
No sabía lo que había hecho para merecerlo, pero...