Al cabo de unos segundos, estaba a cuatro patas y mi pelaje blanco brillaba bajo la luz de la luna. Respiré hondo y levanté la cabeza con orgullo.
Mis amigos y familiares se voltearon y quedaron boquiabiertos.
"Es blanca", dijo la Luna Gloria.
La miré y ladeé mi cabeza canina. ¿Acaso tiene algo...