Chapter 2 El día previo (Parte II)

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Cuando bajé las escaleras, me llevé una desagradable sorpresa. Sienna estaba parada en mi cocina, viéndome como si quisiera matarme.

Era la mejor amiga de mi hermano y del Alfa. Tenía veinticinco años, igual que ellos dos, y habían sido inseparables desde la infancia. Ahora, se aferraba a ellos como si fueran un bote salvavidas. Cuando se enteró de que ni mi hermano ni el Alfa eran sus parejas, estaba devastada. Pero eso no le impidió intentar convertirse en Luna. Siempre estaba alrededor del Alfa, esforzándose por convencerlo de que la acepte como su pareja elegida.

Eso era algo que los hombres lobo podían hacer: En caso de que su pareja murió o no la encontró, podrían elegir a otra. Era algo mal visto, especialmente en nuestra manada, porque nos tomábamos a las parejas muy en serio. De hecho, la mayoría compartían en mismo concepto, pero algunas tenían una actitud más indulgente con las parejas elegidas.

Sienna era alta, rubia y perfecta. Siempre iba bien maquillada y peinada, pero lo arruinaba todo con su comportamiento. Era malintencionada, cruel e irrespetuosa. Me odiaba y me trataba como si fuera una esc*ria. Sin embargo, esto sólo sucedía cuando nos quedábamos a solas. Cuando estábamos con mi hermano o el Alfa, era una persona completamente diferente. Se comportaba con simpatía, y una vez le dijo a mi hermano que era como su hermana pequeña. ¡Qué asco! Intenté decirle la verdad, pero no me creyó. Aseguró que estaba celosa de ella y del tiempo que pasaban juntos.

“Sienna”, dije fríamente mientras agarraba una taza de la alacena.

"Buenos días, fea", saludó con una mueca de satisfacción. "Debe ser genial poder dormir tanto".

“A lo mejor tú también deberías intentarlo”, respondí mientras me servía café. “No cabe duda que necesitas un sueño de belleza”. 

La miré con una sonrisa burlona. Estaba furiosa.

"Maldit* z*rra", dijo entre dientes. "Me convertiré en Luna muy pronto, y te desterraré tan rápido que no serás capaz de ni de pestañear".

Siempre hacía lo mismo, me amenazaba con exiliarme cuando se convirtiera en Luna. Y yo sabía que lo haría, así que sólo podía esperar que esto no pasara.

Quería contestarle, pero escuché que la puerta principal se abría. De repente, mi hermano y el Alfa entraron en la cocina. Enseguida, Sienna esbozó una gran sonrisa falsa.

Puse los ojos en blanco. ¿Cómo es que nadie se daba cuenta de lo hipócrita que era?

"Buenos días, pequeña", saludó mi hermano, besándome en la frente.

Así me llamaba él, porque yo era más pequeña que cualquier lobo de mi edad, y le encantaba recordármelo. Sobre todo porque él era enorme. Medía casi dos metros con músculos por todo el cuerpo, al igual que el Alfa.

Éramos muy parecidos. Ambos teníamos el pelo castaño y los ojos azules brillantes. No obstante, él estaba más bronceado. Yo había heredado la piel clara de mi madre. Siempre estaba al sol, pero no me bronceaba.

"Buenos días, Andrew. Buenos días, Logan", les saludé con una sonrisa.

Solamente en casa podía llamar al Alfa por su nombre. En otros lugares, debía referirme a él como 'Alfa', o 'Alfa Logan'.

Eso no le gustaba a Sienna. Me lanzó una mirada asesina por encima del hombro.

"Buenos días, Emma", mencionó Logan mientras se sentaba en la cocina.

"¿Qué planes tienes para hoy, Em?", preguntó Andrew mientras servía café para ambos hombres.

"No mucho", respondí. "En una hora tengo una sesión de entrenamiento y luego saldré con Amy y Jacob".

"Mañana es tu primera transformación. ¿Te hace ilusión?", me preguntó Logan, agarrando la taza de café de mi hermano.

“Sí”, respondí con una sonrisa radiante. "No puedo esperar a conocer a mi loba".

"Tal vez incluso encuentres a tu pareja, Emma", acotó Sienna socarronamente. "Y tal vez te aparte de nosotros". 

Miró a mi hermano con una tristeza fingida. Dios, estaban tan ciegos para no darse cuenta de su actuación.

"No te preocupes, Sienna", dijo mi hermano. "Ella siempre será nuestra hermanita. Ninguna pareja suya nos quitará eso".

Quería gritar y vomitar. ¡Ella no era mi hermana! ¡Era una z*rra mentirosa que no veía la hora de deshacerse de mí! Pero como no podía decir nada, me limité a dedicarle una fingida sonrisa.

"Después de tu transformación, puedes empezar a trabajar en uno de los ayuntamientos", recomendó Logan. "Estudiaste para trabajar en la administración de la manada, ¿verdad?".

"Así es", acepté y sonreí. "No veo la hora de empezar a trabajar". 

“Bien”, me devolvió la sonrisa.

Era aún más guapo cuando sonreía, lo cual era raro. Generalmente, era muy serio, y estaba muy concentrado en su trabajo como Alfa. Tenía tanto éxito porque siempre hacía lo mejor para su manada. 

Era tan alto y musculoso como mi hermano; quizás incluso más. El Alfa y el Beta de la manada siempre eran los lobos más fuertes, lo cual se notaba, haciendo evidente quiénes ocupaban esos puestos. El primero tenía el pelo rubio oscuro y los ojos verdes, la mandíbula y la nariz muy marcadas, y los labios suaves. Era muy apuesto. Por ello, no era raro que Sienna estuviera encima de él todo el tiempo. 

También se le caía la baba por mi hermano, pero ser la pareja de Beta no era suficiente para Sienna. No obstante, si mi hermano la tomaba como su pareja elegida, lo aceptaría. Lo único que quería era el estatus y el poder. Lo malo era que no se daban cuenta.

El timbre de la puerta interrumpió mis pensamientos, indicando que Jacob había llegado.

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