Eva se quedó estática junto a la escalera. Unas horribles ganas de vomitar llegaron a su cuerpo ¿Acaso había estado viviendo un mundo de mentira? ¿Y ahora qué más tendría que sufrir? Demetrio volvió a verla, estaba pálido y casi no podía respirar en ese momento.
—Eva, mi amor —susurró.
Una lágrima...