—Demetrio Laurenti —dijo en recepción, sin mirar a la chica detrás.
Evangelina puso los ojos en blanco
«¿Por qué será tan jodidamente arrogante?» Pensó y Demetrio sonrió, parecía que podía leer sus pensamientos.
—Una al lado de la otra, como pidió señor —Evangelina se sorprendió al ver las llaves doradas en las manos...