Cuando Demetrio llegó a la dirección, no podía respirar, estaba desesperado, algo le decía que algo muy malo estaba pasando. Caminó presuroso al escuchar el llanto de sus hijos.
«Dios mío que estén bien», pensó sudando.
Entró por unos pasillos hasta llegar a una habitación. Se quedó estático al ver el cuarto....