Madison no podía creer lo que sus oídos acaban de escuchar. Quiso hacerle creer a su cerebro que esas palabras habían sido malinterpretadas, así que, con la esperanza de que no fuera real, volvió a preguntar.
—Arnaldo, repite lo que has dicho—. Exigió.
—Te he llamado puta… eso eres… una puta que...