—¿Podemos entrar ya, cariño? No quiero que los vecinos me vean en este estado. —Dijo Arnaldo.
—Oh por Dios, eso debe doler mucho. —comentó ella, disimulando su risa.
Por favor, ayúdenme a traerlo al sofá. Ya que no quiere que el médico lo revise, lo haré yo con mis propias...