Los adultos estaban tan sumidos en su discusión que no se percataron de que su hijo había bajado y los estaba escuchando.
—Mamá, ¿por qué estás gritándole a mi papá?-. Preguntó, acercándose a ellos.
—No es nada, mi amor. Este señor ya se iba y yo me estaba despidiendo de él. Respondió...