A la mañana siguiente, Mary, continuo organizando los detalles de su boda, mientras relegaba a Donald, al papel de un mero observador, sin mucho que decir u opinar en los planes de su propia boda.
Pero a pesar del ajetreo de tener que organizar su boda, Mary todavía no podía sacarse de su mente, lo que había leído en el libro que fue aparentemente escrito por Donald.
En las primeras páginas de ese libro, Donald, escribió sobre la primera vez que la vio, y las últimas líneas que llego a leer, hablaban sobre que Donald, quería encontrarla, algo que la dejo muy perpleja.
Ella, quería seguir leyendo, pero no quería hacerlo frente a Donald, por obvias razones, necesitaba hacerlo mientras él, no estuviese cerca, aunque era algo difícil, ya que pasaban gran parte de su tiempo, juntos, exceptuando cuando trabajan.
Y además, el tiempo libre que Mary tenía, lo gastaba organizando los detalles de su boda, ya que por obvias razones, no podía ignorar los planes de su boda, solo para leer un libro, en especial cuando había poco tiempo.
Y de esa manera, pasaron varios días, antes de que Mary, por fin encontrara tiempo libre para poder leer el libro, sin que Donald estuviese cerca.
Estaba algo nerviosa, ya que no sabía que es lo que leería, pero después de un par de minutos de vacilación, decidió leer una vez más, desde donde se quedó anteriormente.
Cuando empezó a leer, pudo ver que los eventos que estaban escritos en el libro, se habían saltado más de un año entero, desde que Donald la vio en la televisión.
En esa fecha, Donald, gracias a las ventas de los libros que escribió, ya tenía una gran cantidad de dinero, y estaba tratando de empezar su propia empresa, estando aún en proceso de desarrollo en ese entonces.
Pero según parece, a pesar de tener un millar de cosas por las cuales tenía que estar preocupado, tales como el establecimiento de su propia empresa, Donald, no se había olvidado de Mary… en lo más mínimo.
Todo lo contrario, el recuerdo de Mary, aún estaba vivo en su cabeza.
—Gracias por recibirme —dijo Donald, mientras se sentaba en una silla, frente a un escritorio, con un hombre sentado detrás de dicho escritorio.
—No tiene que agradecer… más importante, hablemos de negocios —dijo el hombre.
—Bien… quiero que… busque a cierta chica, en la cual estoy interesado —dijo Donald.
— ¿Una chica? ¿Quiere que acose a alguna de sus ex-novias?
—No, no… a esta chica… ¿Puedo ser totalmente honesto con usted?
—Sería mejor que lo hiciera para que pueda hacer mejor mi trabajo.
— ¿Puede prometerme que nada de lo que diga aquí, va a salir a la luz?
—Sí, aunque si quiere estar más seguro podemos firmar un acuerdo de confidencialidad ¿Le parece?
—Si… hagámoslo entonces, sería mejor de esa manera —dijo Donald.
—Bien, por suerte tengo varios acuerdos aquí, así que podemos firmar de una vez.
Cuando el hombre detrás del escritorio, dijo estas palabras, abrió un cajón de su escritorio, y saco varios papeles que puso frente a Donald.
—Puede leerlos si quiere.
—Eso hare.
Donald, empezó a leer, todas y cada una de las hojas que el hombre le había dado, frunciendo el ceño en varias ocasiones, aunque después de un rato, termino de leer por fin el documento.
— ¿Qué piensa? —pregunto el hombre.
—El acuerdo parece bien, al menos según mi entendimiento.
—Bien… ¿Lo firmamos?
—Hagámoslo.
Donald, y el hombre detrás del escritorio, firmaron ambos, todas las hojas del documento que era un acuerdo de confidencialidad, que el hombre detrás del escritorio le había dado a Donald, el cual después de firmar, mostro una expresión relajada.
—Bien… ahora ¿Puede decirme todos los detalles de lo que quiere que haga? —pregunto el hombre.
—Bien… la chica de la cual estoy interesado, la verdad no la conozco.
— ¿No la conoce?
—Sí, pero aun así… quiero que la investigue.
— ¿Con que fin?
—Quiero que averigüe donde vive, cuáles son sus gustos, sus preferencias, lo que hace, que lugares frecuenta, quienes son sus amigos, que les gusta a sus amigos.
—Básicamente… todo acerca de ella.
—Así es… todo, quiero saberlo todo, y quiero que me de esa información.
— ¿Hay algo más, especifico?
—Si… quiero saber explícitamente, que le gusta y que no, que le agrada y que no, que conductas le agrada y cuáles no… enfóquese sobre todo en eso.
—Ya veo… bien, puedo hacerlo, solo necesito el nombre de la chica, y una foto de ella.
—Se la daré, aunque de hecho puede ver todo eso en internet.
— ¿En internet?
—Fue una de las participantes en el miss universo del año pasado, así que hay mucha información con respecto a ella en el internet.
—Ya veo… Así que pretende acosar una chica de ese concurso que le gusto ¿Verdad?
—No lo llame así… solo dígale…
— ¿Cómo quiere que le diga?
—No lo sé… quizás amor a primera vista u algo parecido.
—Si usted así lo desea… en cuanto a mis tarifas.
—Creo que sabe que puedo cubrir cualquier gasto.
—Sí, supongo que sí.
—Pero no se emocione… no pienso pagar de más en ningún sentido, quiero un informe detallado de sus tarifas y lo que cobra, no pienso pagar nada irrazonable.
—Está bien, descuide, no soy un estafador.
—Eso espero, lo contacte debido a su reputación como uno de los mejores.
—Bien, tranquilícese, encontrare a su futura… novia, y le daré todo lo que me pidió.
—Bien… esperare entonces —dijo Donald, antes de pararse, y caminar fuera de la oficina donde estaba.
Cuando Mary, leyó el contenido en el libro, se sintió aturdida, durante un buen tiempo, antes de que por fin, saliera del shock en el cual había entrado.
—Donald… ¿De verdad hiciste eso? —murmuro Mary, mientras procesaba lo que había leído anteriormente.
Su prometido, le había pagado al parecer, aun detective privado, para que la buscara, y no solo eso, sino que también para que le proveyera de toda la información que pudiese encontrar con respecto a ella.
No podía creer que fuese verdad, no podía creerlo, era demasiado impactante como para ser verdad, ella quería pensar que era mentira, pero el libro estaba escrito con la letra de Donald, una letra muy difícil de poder copiar, debido a su “particularidad”.
— ¿Qué más hay aquí? —dijo Mary, mientras observaba el libro, y pensaba si debía seguir leyendo o no.
Ella, tenía miedo de seguir descubriendo las acciones de Donald, pero después de un breve tiempo, continuo leyendo, y los eventos que pasaron a continuación, tenían que ver con su primer encuentro con Donald, más de un año después de que perdiera el concurso de miss universo.
Cuando Mary, leyó esto, empezó a recordar involuntariamente su primer encuentro con Donald, el cual parecía ser tan casual que nunca sospecharía de lo contrario, ya que de hecho, fue ella quien se acercó a él.
— ¡Cariño, ya me voy! —grito Mary, mientras veía a un hombre, de piel blanca, y cabello negro, sentado en el sofá de la sala de estar, el cual veía la televisión.
—Adiós, que desfrutes tu día —dijo el hombre, mientras apartaba su vista brevemente del televisor.
Poco después de que el hombre de cabello negro, dijera estas palabras, Mary, salió lentamente de su casa, mientras caminaba hasta su automóvil, para ir a su ejercicio diario.
Mary, tenía que mantenerse en forma, teniendo en cuenta su profesión y pasatiempos, por lo que la forma más fácil de hacerlo era ir al gimnasio local, para realizar las diferentes actividades allí.
Después de un rato de conducir, Mary por fin llego hasta el gimnasio, llegando algo tarde a las clases de ejercicios especiales, en la cual estaba inscrita.
—Llegas tarde Mary —dijo una mujer, de cabello castaño, mientras veía a Mary, llegar toda apurada.
—Lo sé Sarah, pero el tráfico estaba terrible —dijo Mary, mientras saluda a la mujer llamada Sarah.
—Por suerte para ti, todavía llegaste justo a tiempo —dijo una mujer, de cabello rubio mientras tocaba el hombre de Mary, desde atrás.
—Lo sé, lo sé, no volverá a pasar María —dijo Mary, mientras se daba la vuelta, para saludar a la mujer de cabello rubio, llamada María.
—Silencio las dos, el instructor, ya llego —dijo Sarah, mientras se volteaba junto con Mary, María, y muchos otros hombres y mujeres para ver al instructor.
El instructor, era un hombre blanco, de cabello negro, con una considerable cantidad de músculos en su cuerpo, lo cual lo hacía tener un físico atractivo.
—Siempre me da gusto ver al instructor —dijo María, mientras miraba al hombre de cabello negro.
—Cierra la boca, se te está saliendo la baba —dijo Mary, en tono sarcástico.
—Cállate… mi reacción no es tan exagerada, además… quiero tener un novio, me dio rabia tener que pasar el día de los enamorados sola —dijo María.
—No estuviste sola… estuviste conmigo —dijo Mary.
—Sí, estuve junto contigo, mientras te divertías dándole besos a Miguel, no sabes lo horrible que es ser mal tercio —dijo María.
—Tranquila, no estarás soltera mucho tiempo —dijo Mary.
—Silencio, la clase ya va a comenzar —dijo Sarah.
—Bien —dijeron Mary y María, al mismo tiempo.
Poco después de que ambas, dijeran esto, el instructor pronto empezó las clases, realizando diferentes rutinas de ejercicios para que sus alumnos le siguieran a su ritmo.
Mary, no sabía porque, pero se sintió especialmente agotada por los ejercicios de hoy, y en muchas ocasiones sintió que el aire le faltaba, y no era la única al parecer, ya que Sarah y María, parecían estar iguales que ella.
Cuando los ejercicios por fin terminaron, las tres parecían estar al borde del colapso, nunca antes se habían cansado tanto como hoy.
Y mientras las tres descansaban, lograron ver como el instructor, se acercaba a paso lento hacia ellas, y Mary pudo observar como María, se ponía nerviosa al ver a instructor acercarse.
—Señoritas —saludo el instructor, cuando estuvo lo suficientemente cerca.
Las tres, al ver al instructor, lo saludaron cortésmente, aunque María tartamudeo en varias ocasiones, mientras miraba al instructor fijamente.
—Pude notar, que ustedes no lograron llevar el ritmo de mis ejercicios hoy —dijo el instructor.
—Si… es porque… porque... —tartamudeo María, sin saber que decir.
—Creo que no estamos muy en forma —dijo Mary.
— ¡No digas eso! —dijo María, mientras miraba a Mary.
— ¿Por qué? Si es la verdad —dijo Mary.
—Si tienen tiempo libre, porque no van con algunos instructores para hacer ejercicios que fortalezcan el cuerpo, de esa manera podrán llevar el ritmo cuando regrese —dijo el instructor.
— ¿Cuándo regrese? —pregunto Mary.
—Sí, mi esposa y yo, nos vamos a ir de vacaciones durante cinco semanas, mientras tanto, las clases se suspenderán —dijo el instructor.
Cuando María, escucho la palabra “esposa” pareció que un balde de agua fría, le cayó en la cabeza, y agacho la cabeza poco después, pareciendo deprimida.
—Santo Dios —pensó Mary, al ver a su amiga en ese estado.
—Muy bien, cuando regrese, espero que ustedes tres puedan llevar el ritmo, nos veremos en cinco semanas —dijo el instructor, antes de caminar para irse.
—No sabía que era casado —dijo María, en un tono deprimido.
—Yo tampoco —dijo Sarah.
—Como sea, vamos a buscar algún instructor para ejercitarnos mientras tanto —dijo Mary, mientras se colocaba de pie y empezaba a caminar.
—Vamos detrás de ti.
Mary, y sus amigas, pronto encontraron instructores, quienes muy felizmente, aceptaron entrenar personalmente al grupo de Mary.