En especial, teniendo una prometida junto con él… era inevitable que si las personas vieran esto, se preguntaran por que un hombre teniendo una mujer viviendo con él, tendría un número tan grande de estas revistas guardadas en su habitación.
Muchos llegarían a pensar cualquier cosa al ver esto, incluso podrían pensar que no encontraba a su prometida atractiva o deseable, y muchas otras cosas más, y Mary empezó a imaginar que la trabajadora estaba pensando eso de ella.
—Cuando llegue, lo voy a matar —pensó Mary, mientras apilaba las revistas “candentes” de su prometido.
Ella, ya había decidido, que quemaría estas revistas mientras Donald observaba, una forma de retribución por la vergüenza que le hizo pasar actualmente.
—Señora, disculpe, pero aquí tiene algo mas —dijo la trabajadora, sacando a Mary de sus pensamientos.
—Por favor que no sea otra revista —pensó Mary, mientras se giraba para ver.
Pero lo que vio, no fue una revista, en vez de eso fue un libro, tenía una portada negra, y no tenía ningún adorno de ningún tipo.
— ¿Qué es eso? —pensó Mary.
—Lo encontré mientras limpiaba el closet, estaba detrás de las… revistas de su prometido —dijo la trabajadora, diciendo en susurros estas últimas palabras.
Cuando Mary, escucho las últimas palabras de la trabajadora, se avergonzó nuevamente, y tomo el libro rápidamente para pudieran proseguir limpiando la habitación.
Después de una hora, ambas por fin habían terminado, y Mary, pudo formar una pequeña torre de un metro y medio de altura, al apilar todas las revistas que su prometido había estado ocultándole en su habitación.
La trabajadora no comento nada acerca de eso, y Mary tampoco quería decir nada, por lo que ambas ignoraron el tema del por qué un hombre que esta por casarse acumularía tantas revistas “candentes” en la misma habitación donde duerme con su futura esposa.
Cuando la trabajadora por fin se fue, Mary por fin pudo sentarse a descansar, mientras observaba el libro negro que la trabajadora le había dado.
En realidad, tenía miedo de abrirlo, ya que pensaba que era alguna clase de novela “candente” igual que las revistas que había encontrado anteriormente, pero al final decidió abrirlo.
—Si es alguna tipo de libro… de esa “clase” voy a tener que llevarlo a un psiquiatra para que lo examine… no es normal que alguien tenga tantas cosas como esta… incluso si es un hombre, y en especial uno que se va a casar —pensó Mary, mientras abría el libro.
La primera página del libro, estaba en blanco, así que la paso rápidamente a la segunda, y fue allí donde pudo ver que empezaba el texto, era la letra de Donald, y relataba ciertos eventos de cuando él era más joven.
—Ya va a empezar —dijo Donald, mientras encendía, el televisor en su casa.
El concurso de belleza más famoso del mundo está a punto de comenzar, y Donald, al igual que muchos hombres, únicamente deseaba verlo para poder ver a las mujeres que aparecían allí.
Donald, observo con mucha atención, a todas las mujeres que iban apareciendo, habían dividido a las representantes de cada país, en diferentes grupos y e iban seleccionando a las concursantes que pasarían a la siguiente ronda, según el grupo que iba apareciendo.
Y cuando el grupo correspondiente al continente europeo apareció, Donald, se fijó en cierta chica de piel blanca de una tez algo oscura, esa chica era la representante de España, un país algo pequeño en la escena global, pero cuando Donald la vio, no pudo despegar sus ojos de ella.
El concurso siguió avanzando, y cuando la representante del país de España, logro pasar al top veinte, Donald se alegró por ella, y se alegró aún más cuando pudo entrar en el top diez.
Cuando llego la hora del desfile en los trajes de baño, Donald, presto una atención aun mayor al concurso, observando a cada concursante con sumo detalle… en especial a la representante de España.
Cuando llego la hora de seleccionar al top tres, Donald espero impaciente mientras los nombres de las concursantes seleccionadas eran anunciados, primero fue una, luego fue otra, y así sucesivamente.
Pero cuando los tres nombres fueron por fin anunciados, y cuando Donald pudo ver que el nombre de la representante de España, no estaba entre las tres finalistas, un arranque de rabia lo invadió, en especial porque pensó que una de las tres finalistas no debía estar allí, ya que no la consideraba lo suficientemente bonita como para estar entre las tres.
Y en especial, también sintió enojo, por la representante de España, a pesar de ser más bonita que una de las tres finalistas, no había sido elegida, pero una mujer más fea que ella, si había logrado ser escogida.
Esto hizo que Donald, criticara a los jueces fuertemente, preguntándose qué diablos estaban pensando cuando hicieron la selección, y el hecho de que la mujer, a la cual él, consideraba como la más fea del grupo, y que le había arrebatado el último lugar disponible en el top tres a la representante de España, ganara el concurso de miss universo, ganándole a mujeres más hermosas que ella, no ayudo a mejorar la impresión que Donald, tenia de los jueces, y en su lugar hizo que Donald, los insultara fuertemente en su cabeza.
—Esa mujer… debo encontrarla —dijo Donald, mientras veía la última aparición, de la representante de España, en el miss universo.
Cuando Mary, leyó lo que estaba escrito en las primeras páginas del libro, en especial lo que Donald, pensaba sobre la representante del país de España, y la especial atención que le dedico durante el concurso, su primer pensamiento, fue que esto no debía ser real, y después fue el shock.
Mary, se había dado cuenta, de que el concurso de miss universo, del cual Donald, escribió en el libro, era el concurso en el cual ella participo, y la representante de España, de la cual Donald escribió… era ella.
—Ya llegue —dijo Donald, mientras abría la puerta de la casa, sacando a Mary de su aturdimiento.
—Bien… bienvenido —dijo Mary, de forma nerviosa, esperando que Donald, no notara nada raro en ella.
— ¿Qué estás haciendo? —pregunto Donald.
—Nada… solo descansaba después de haber terminado de limpiar, fue muy agotador de verdad —dijo Mary.
—Te dije que contrataras a empleadas que lo hicieran por ti, no había necesidad de que tú participaras en la limpieza —dijo Donald.
—Hay… hay algunas cosas que prefiero hacer por mí misma —dijo Mary.
—Si tú lo dices, aunque creo que fue innecesario.
—No importa… hay muchas cosas interesantes que puedes encontrar mientras limpias, por eso me gusta participar en la limpieza —dijo Mary.
— ¿Cómo qué? —pregunto Donald.
—Muchas cosas —dijo Mary, mientras pensaba en la enorme pila de revistas que Donald, había estado ocultando en el cuarto donde dormían.
Y también, mientras apretaba de forma inconsciente, el libro negro, el cual había ocultado detrás de su espalda para que Donald, no lo viera.