—Tiempo sin vernos, muchacho, creo que tú y yo tenemos algo de que hablar. — dijo aquel hombre.
Entrando en modo defensivo, Niccolo reconoció a aquel miserable lobo que tenía delante.
—Tu… — y mirándolo a los ojos, el cazador de cabellos rubios atacó sin pensarlo.
—¡Detente ahora! — gritó Leopoldo Montefeltro,...